Los descansaderos

En los descansaderos se reponía fuerza para seguir adelante

A lo largo del Camino Real hay distintas manifestaciones religiosas: cruces, calvarios, ermitas y descansaderos.

Estos últimos, eran lugares usados por las comitivas fúnebres para hacer una parada en el camino hacia el cementerio. Antiguamente no había carreteras, las comunicaciones se realizaban por el Camino Real y fundamentalmente a pie. Los descansaderos se sitúan al borde del camino y están señalizados con cruces conocidas como “cruces de las ánimas”. En ellos había una piedra o un muro plano y elevado para depositar el féretro. Los que cargaban el ataúd descansaban y los familiares les brindaban comida y vino para que repusieran fuerzas. Mientras tanto, también se hacían rezados por el alma del difunto.

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