Este sendero ya era transitado por los pastores guanches antes de llegada de los europeos a la isla
Al inicio de la estación veraniega los rebaños de cabras y ovejas subían a Las Cañadas del Teide para aprovechar los pastos estivales. Esas prácticas de trashumancia se mantuvieron después de la colonización europea, hasta la declaración del Parque Nacional en 1954.
Dos kilómetros más arriba está el Paisaje Lunar, un enclave protegido que pertenece al Parque Natural de la Corona Forestal. Quien sabe sí sus formas inverosímiles tuvieron algún significado mágico o de carácter sagrado para aquellos primeros habitantes de la isla.
Los Escurriales, conocidos popularmente como el Paisaje lunar, fueron esculpidos por el viento y el agua en la roca volcánica y sus formas se asemejan a la superficie de la luna.
Se formaron por un proceso de erosión diferencial de un afloramiento de rocas blandas, en este caso de rocas pumíticas originadas por la acumulación de piroclastos, bombas y cenizas volcánicas. La erosión a lo largo de miles de años las fue socavando y dio lugar a este tipo de formas conocidas como “chimeneas de hadas”.