La fuerza del agua movió las piedras del molino
Estos son los restos de un molino que era movido por el agua que venía canalizada desde la cumbre. Su abundancia ofrecía la posibilidad de una buena molienda.
Los entornos rurales de Tenerife ofrecen buenos ejemplos de la gestión sostenible de los recursos naturales y del territorio. Un buen ejemplo es este molino que ofrecía la posibilidad de transportar el cereal ya molido y listo para su consumo, venta o intercambio, justo en el lugar donde era cosechado.
Para girar sus engranajes nada mejor que el recurso más cercano. Una tajea transportaba el agua que se extraía de las cumbres de esta zona, hacia el pueblo. Aprovechando la llegada a esta propiedad y la fuerza que trae por gravedad, sólo era cuestión de hacerla pasar por los engranajes del molino. Sin desperdiciar ninguna gota, el agua seguía su curso para cumplir el cometido para el que fue extraída, el riego de los campos y el consumo humano.
Los restos de este antiguo molino hablan de dos culturas, la del cereal y la del agua. Vidas alrededor de ellas las crearon y las hicieron evolucionar, consiguiendo con ello, la supervivencia.
El sur de Tenerife bien puede considerarse una fuente de conocimiento de prácticas antiguas y saberes ancestrales que dibujan en el territorio innumerables maneras de sostenibilidad. Aprendamos de ellas porque el presente y el futuro las solicitan.
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